jueves, 26 de julio de 2012

Calpe, mi pequeño pueblo pesquero.

Llevo veraneando en Calpe desde que tenía más o menos 6 años y hasta que no voy con alguien que va por primera vez, no me doy cuenta, por ejemplo, de lo increíble que resulta ver el Peñón de Ifach, y lo interiorizado que lo tengo.
Las playas son típicas playas del Mediterráneo, con mucha gente, sombrillas, niños, palas, pelotas, domingueros jugando a las cartas… Pero para mí con el encanto de estar en un pueblo pesquero, dónde al acabar el día de playa puedes ver a los barcos entrar en el puerto cargados de pescadito fresco y las gaviotas revoloteando alrededor del enorme Peñón de Ifach.
Un sábado perfecto en Calpe comenzaría con un desayuno en la terraza de “El Merengue” en la C/Castellón de la Plana, 1, muy cerca del puerto (otros dirían que lo ideal sería madrugar, subir al Peñón para ver las vistas y después tomarse ese desayuno). En este mismo sitio, siendo muy previsora, compraría un par de mini empanadas para tomarlas al medio día en la playa (espinacas, carne, guisantes, atún…). Después de una mañana de playa y mar, un sitio ideal para comer, es en el puerto. Un sitio de lo más clásico es “El Carro” (en la dirección pone: explanada del puerto pesquero), el típico chiringo del puerto donde los camareros te acosan un poco al pasar para que entres y pruebes los pescaditos que te ofrecen. Es un sitio muy agradable y cualquier cosa que pidas está buena. La tarde, claramente es toda playera, casi casi hasta que desaparezca el sol… un vóley, unas palas o incluso unas cartas.
Lo ideal con una buena ducha encima y un buen baño de Aftersun es salir a pasear por el paseo marítimo que te lleva hacia las cuestas del pueblo, visitar el trozo de muralla y las estrechas calles que te llevan al centro en el que no hay mucho, pero en el que se respira tranquilidad. Aquí se plantean dos opciones para cenar, una en el centro del pueblo en un argentino-pizzería que se llama “El Santo” (C/Torreones, 3) donde lo mejor son los pimientos italianos con mozzarella o un CLÁSICO, más cerca de la playa llamado “El Boquerón de Plata” (Avda Valencia, 16), donde te ponen las mejores gambas rojas que he comido jamás con un vino blanco fresquito de la zona.
Otro paseíto para bajar la cena, una compra de una pulserilla en los puestecitos del paseo marítimo y un helado mirando el mar para acabar un día perfecto.

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